EFE. Una ceremonia de ensueño se selló ayer, en la localidad de Jacksonville, el casamiento del defensa Diego Godín y Sofía Herrera, ambos uruguayos y residentes en Madrid.
Los protagonistas de la boda del año en Uruguay, él defensa del Atlético de Madrid y de la selección uruguaya, y ella hija del exfutbolista del Peñarol José «Pepe» Herrera, contrajeron matrimonio católico en la capilla de San José de Manga de esta pequeña localidad uruguaya, después de haberse unido por lo civil el pasado 21 de julio.
A Jacksonville, acudió una nutrida representación de futbolistas del equipo madrileño y de la Celeste, además de familiares y amigos de los contrayentes, que fueron recibidos con una lluvia de fuegos artificiales.
Muy llamativo fue el vehículo de época en el que llegó la novia, una especie de espectacular cachila o limusina de color beige de la primera mitad del siglo XIX.
En medio de fuertes medidas de seguridad, solo las personas expresamente invitadas al evento pudieron transitar por la vía que conecta la ruta 8 uruguaya con Jacksonville, lugar actualmente reconvertido en una simbiosis entre un hotel de lujo, una bodega y un centro de formación profesional.
Al enlace religioso de Godín y Herrera asistieron figuras del Atlético de Madrid como los españoles Jorge ‘Koke’ Resurrección y Juanfran Torres y el delantero francés Antoine Griezmann, quien llegó esta mañana al aeropuerto Internacional de Carrasco, además de Luis Suárez y Edinson Cavani.
Al evento religioso también asistió el productor cinematográfico y presidente del Atlético de Madrid y de EGEDA, Enrique Cerezo, así como diplomáticos, empresarios, artistas, modelos y personalidades internacionales.
Los invitados, que ingresaron por un camino de palmeras iluminado, aguardaron a los novios en la nave central de la iglesia en la que se celebró la ceremonia, que una vez concluida dio paso a una espectacular fiesta, organizada por Cecilia Eriksson, esposa del exfutbolista Sebastián Eguren.
Las casi 50 habitaciones del Regency Park Hotel fueron ocupadas por Diego Godín, que pasó la noche en una suite de 70 metros cuadrados, y sus familiares y amigos. Tanto el establecimiento hotelero como el lugar de la fiesta y la capilla se encuentran muy próximos entre sí, lo que facilitó la movilidad de los invitados y el control de las personas.
El personal que trabajó en el evento firmó una cláusula de estricta confidencialidad, con penalizaciones en caso no respetarla, para preservar la intimidad de la celebración, cuyos organizadores facilitaron a los medios de comunicación las únicas fotografías del enlace autorizadas por los contrayentes.
La pareja pidió que, en vez de regalos, los invitados hicieran donaciones en efectivo al Centro Neonatal del Hospital Pereira Rossell de la capital uruguaya.
