En el caso de la antigua protagonista de Game Of Thrones ella tomó esa decisión tras enfrentarse a varias experiencias desagradables en las que un supuesto admirador no respetó su espacio personal.
«Recuerdo que una vez estaba recorriendo un aeropuerto y empecé a sufrir un ataque de pánico por puro cansancio. Estaba llorando a lágrima viva y de repente un tipo se me acercó diciendo que nos sacáramos un selfie. Y yo no paraba de decir que lo sentía, pero que no podía respirar», recordó en una entrevista al podcast de Jessie Ware titulado Table Manners. «Fueron momentos como ese, en los que no sabía qué hacer», aseguró.
Sin embargo, la intérprete precisó que se muestra dispuesta a firmarle un autógrafo a cualquiera que se lo pida porque considera que esa interacción más humana les ofrece a ambos la oportunidad de mantener una breve conversación que resulta más satisfactoria que un mero selfie de recuerdo.
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