El gran poder de San Cipriano

San Cipriano
Foto - cortesía

San Cipriano, el brujo maligno, que se convirtió en santo católico. Este personaje histórico, nativo de Chipre, era hijo y nieto de sacerdotes paganos.

Su educación fue de gran calidad para la época y desde pequeño ya sabía interpretar la vida de Apolonio de Tiara, de Filótrato de Atenas. Entre los cinco años y los diez, fue consagrado al templo de Apolo, Démeter y Perséfone.

Tenía acceso directo a los textos de historia natural de Plinio el viejo. En su adolescencia, ya se veía, que sería un gran sacerdote oscuro de poder. Sus familiares más directos, les enseñaron todas sus oraciones, rituales, conjuros y maléficos. Su fama creció por todos los cuatro vientos. Su efectividad era insuperable.

En una oportunidad, San Cipriano se enamoró de una dama joven y virgen de nombre Justina, a quien por supuesto intento encantar con sus embrujos. A esta doncella, no le
afectaba ninguna energía negativa enviada por San Cipriano. Una noche en su cueva, hablo
directamente con Lucifer y le pregunto del porque no surgían efectos sus conjuros. La respuesta fue sorprendente. Al afirmar que ella estaba protegida a través de su fé a Jesús el Cristo y a su vez por el crucifijo de San Bartolomé. Su respuesta fue muy desconcertante e increíble para él.

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Por un tiempo más, siguió intentando con sus hechizos, pero sin ningún éxito. Al ver que los
resultados eran erráticos. Se convirtió a la fé de Jesús el Cristo. Su bella doncella, Justina, lo acepto con amor y dulzura. San Cipriano, bajo la tutela del obispo Eusebio, estudio todo lo necesario y al poco tiempo se convirtió en Diácono, luego en Sacerdote y finalmente logro llegar a ser Obispo de Antioquia.

Desde ese momento, se dedicó a la ayuda de personas víctimas del mal. Ahora su fama como destructor de maleficios se acrecentó aún más y venían de todas partes para ser despojados del mal. De estas acciones se enteró el Emperador Diocleciano. Se le informo que San Cipriano, afirmaba que solo existía un solo Dios. También afirmaba, que no se tenía que rendir culto al Emperador.

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Por supuesto se ordenó su detención junto a su bella Justina. Los dos fueron llevados a juicio donde se negaron a renunciar a la fé cristiana. El juez, ordeno que los azotaran y despellejaran vivos. Sin explicación lógica los dos lograron sobrevivir a tan severo castigo. Entonces el juez, anuncio que fuesen colocados en una paila con agua hirviendo. Allí ocurrió un increíble milagro. Ninguno de los dos sufrió quemadura alguna. Luego fueron sacados de allí y llevados a las orillas del rio Galo, para ser decapitados. Nunca negaron su fé y creencia en Jesús el cristo.

San Cipriano, nos dejó una oración muy poderosa, para alejar los males, influencias negativas, brujerías y conjuros.

ORACIÓN A SAN CIPRIANO

En el nombre de Dios creador Todopoderoso que está en los cielos. Yo (nombre de la persona que está haciendo la solicitud del milagro) te invoco San Cipriano, con todo mi ser. Para que me libres de todo peligro que ya está presente en mi vida o que pueda generarse en el transcurso de ella, así mismo del daño físico y espiritual que a mí intente llegar. Osea, enviado por seres malignos, libérame de traiciones de mi familia o amigos.

Sálvame de todo animal rabioso y venenoso que pueda llegar a lastimarme, no permitas que los hechizos maléficos que me lancen puedan afectarme tan solo un poco, y dirígeme a mí, a tu seguidora con toda seguridad y felicidad en el camino que va recorriendo mi vida. Aclara mi vida San Cipriano Protector, aleja de él, todos los peligros y seres que me puedan rodear o dañar a mí a mi familia o bienes propios con los que cuento.

Te ruego Santo Amado, intercedas por mí ante Dios nuestro señor para que me perdone por
alejarme de él cuando no lo he necesitado, y también si yo en algún momento he sido una persona maligna que haya causado
dolor en otras vidas.

Pídele para que me libre del pecado cometido y me de protección de amor. Toma mi súplica y mi ruego es con mucha fe. Te imploro San Cipriano misericordioso, mi plegaria verdadera. Haced por vuestra clemencia, que yo y cuantos estemos atados, por el lazo de la culpa,
seamos desatados y absueltos por Dios.

Gracias a tu Bendita intercesión para protección de amor, paz y salud. San Cipriano, protector de tus fieles, Me entrego a tus bondadosas y milagrosas manos. Para que me concedas alejar de mí a los malos amigos ya toda persona que quiera hacerme daño. Dame protección de amor, protección de enemigos tu mi Dios. Te ruego me ayudes a librarme de todas mis deudas físicas y espirituales. Muéstrame como saldarlas pronto para mi bien, y el bienestar de todos cuantos me rodean.

En tu santo nombre, Poderoso San Cipriano, te pido con toda mi fe y esperanza que con, tu
majestuoso poder me ayudes, guíes y protejas, que quites todo obstáculo. Que haya en mi camino a la felicidad. Líbrame de todo trance, de cualquier amenaza y de las malas lenguas. Protégeme de todo aquel, que mi mal desea o pretende perjudicarme de manera directa, confúndelo.

Señor Dios tápales la vista, que no me hallen en ningún lado. Aleja de mí a personas, traidoras, envidiosas, violentas y bandoleras, líbrame por siempre del mal. Confió en tu poder e intercesión, y todo tu cuidado, tu, poderoso, guardador del amor de Dios.

Amén.

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