Al pasado pisado, reza el refrán y la actriz de la serie Fuller House, Lori Loughlin como que así lo certifica. La mujer, de 55 años, que hace un año fue arrestada por presunto soborno a una universidad, al pagar por cupos para sus hijas, se lo toma con soda.

Pese a ello, tanto Loughlin como su esposo serán juzgados el próximo 5 de octubre en un tribunal en Boston, Massachusetts (Estados Unidos).

Mientras eso llega, ET Online ha estado detrás del paradero de la estrella mediática. Su intención: saber cómo se siente, y si se recupera del estrés que vivía desde que su chanchullo salió a la luz.

«Ha estado ‘tendida’ y pasando tiempo con su esposo, el diseñador Mossimo Giannulli, así como con sus hijas, Olivia Jade de 20 años e Isabella de 21 años. La familia intenta no hablar sobre los asuntos legales y se enfoca en divertirse. La decisión de la pareja de no discutir el caso con sus hijas ha traído cierta calma a la unidad familiar y ha ayudado a sus hijas a ‘seguir adelante'», publica el portal de entretenimiento citando una fuente cercana a la actriz.

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El informante también asegura que Loughlin tiene «grandes esperanzas» de retomar su carrera, a pesar de su inminente juicio.

«Limpiará su nombre y la gente entenderá que solo tenía buenas intenciones y que hacía un donativo. Quiere nada más que su reputación sea redimida y volver a trabajar», dice la fuente. «Lori ha sentido una sensación de paz y acepta lo que venga».

Loughlin y Giannulli están acusados ​​de pagar $ 500.000 en sobornos, en una supuesta estafa de admisión a la universidad, por lo que se han declarado inocentes.

Según el portal otro informante habría asegurado, tiempo atrás, que la mujer sufría de insomnio y miedo de acabar en prisión tras el juicio.

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