Entre una solemne y precisa sentencia del historiador del arte alemán Oliver Grau se encuentra la última exposición del Espacio Fundación Telefónica de Madrid.

«En cada era se ha dado una revolución en las artes. En el Renacimiento fue la perspectiva. En el siglo XX, el movimiento, de la mano del cine. Y en el XXI es la interacción, posible mediante las nuevas tecnologías» Oliver Grau.

Los videojuegos, inevitablemente, han reclamado -y alcanzado- un espacio en el marco cultural y como muestra de ello es la exposición Videojuegos, los dos lados de la pantalla, que estará disponible hasta el 12 de enero.

«Lo que queremos mostrar es el videojuego como algo que va más allá de la pantalla», detalló la doctora en filosofía especializada en tecnología Eurídice Cabañes.

Asimismo, explicó en una entrevista que desean evidenciar la influencia de diversas artes en los videojuegos, pero también el poder que ejercen los juegos en otras artes y en la sociedad.

La exposición oscura e introspectiva contiene objetos antiguos y nostálgicos, generalmente centrales en exposiciones de este tipo, además, con un papel secundario se encuentran viejas consolas, mandos antiguos o dispositivos portátiles que salpican el cuarto piso del edificio.

“Nuestra intención aquí es preguntarnos cuál es la relación entre el mundo físico y el virtual o qué impacto tiene en nuestro cerebro jugar a los videojuegos. Indagar en si son o no una expresión artística. Los juegos guían cada paso que damos: mueven la relación entre la sociedad y la tecnología”, sostiene Cabañes.

Según expone la doctora, a diferencia de otras expresiones artísticas, jugar a videojuegos tiene un efecto físico. La exposición no entra en la problemática de las adicciones pero sí subraya los efectos positivos del ocio interactivo: una obra creada a base de maquetas de cerebros que se van iluminando dependiendo de a qué juego se juega es muy eficaz a la hora de trazar un mapeo del cerebro y ayudar a combatir enfermedades.

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