Meghan Markle y el príncipe Harry tuvieron que conformarse con una visita privada a un cementerio de Los Ángeles para honrar a los soldados caídos, después de la familia real vetara su participación en el acto oficial.

Los duques de Sussex habían solicitado que se colocara una corona en su nombre como parte del Remembrace Day (Día del Recuerdo).

La fecha recuerda los sacrificios de los miembros de las fuerzas armadas y civiles en tiempos de guerra desde la Primera Guerra Mundial.

 

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Sin embargo, su pedido fue rechazado de forma contundente por los miembros de la realeza con el argumento de que el príncipe ya no representa a la monarquía en un cargo oficial.

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De hecho, según The Times, al príncipe incluso se le habría negado el permiso para asistir al acto y la ofrenda floral que realizan la familia real y miembros de las Fuerzas Armadas.

La actividad se llevó a cabo, como cada año, en el Cenotafio de Whitehall en Londres, un monumento simbólico a los caídos en guerra.

El diario británico The Sun, además, afirma haber encontrado la corona que pidió colocar Harry. La misma estaba tirada y sin usar en una beneficencia de la Legión Británica Real.

Como se recordará, Meghan y el príncipe Harry renunciaron a sus asignaciones reales al anunciar que ya no trabajarían más como representantes de la monarquía.

 

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 La decisión no los dejó en una buena posición ante el resto de los medios de la familia real británica, quienes criticaron su actitud.

La decisión de la visita privada al cementerio de Los Ángeles, en la que invitaron a  miembros de la prensa, también fue censurada.

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