La situación entre Israel y Palestina se ha agravado en los últimos días, luego de que el grupo islamista Hamás lanzara un ataque masivo desde la Franja de Gaza contra territorio israelí el pasado sábado 7 de octubre. Se trata de la mayor escalada de violencia en la zona en décadas, que ha dejado decenas de muertos y heridos.
Hamás, que controla Gaza desde 2007 y cuyo objetivo es destruir a Israel, logró infiltrarse en varias comunidades israelíes cercanas a la frontera, donde mató a varios residentes y tomó rehenes. Israel respondió con bombardeos aéreos y terrestres sobre Gaza, causando gran destrucción y daños colaterales.
El conflicto entre Israel y Hamás tiene una larga historia, que se remonta a la primera Intifada palestina de 1987, cuando surgió el movimiento como una rama de la Hermandad Musulmana. Desde entonces, Hamás ha llevado a cabo numerosos atentados suicidas y ataques con cohetes contra Israel, mientras que este ha asesinado a varios de sus líderes y ha impuesto un bloqueo sobre Gaza.
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Hamás también ha ganado apoyo popular entre los palestinos, especialmente en Gaza, donde ha proveído servicios sociales y educativos a una población empobrecida y desesperada. En 2006, Hamás ganó las elecciones parlamentarias palestinas, lo que generó una división con el otro gran movimiento político palestino, Fatah, que gobierna Cisjordania bajo la Autoridad Palestina.
La Autoridad Palestina, que reconoce los acuerdos de paz firmados con Israel en 1994, ha intentado varias veces reconciliarse con Hamás, pero sin éxito. Mientras tanto, Israel considera a Hamás como un grupo terrorista y se niega a negociar con él.
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La actual crisis entre Israel y Hamás ha provocado la preocupación de la comunidad internacional, que ha llamado al cese al fuego y al diálogo entre las partes. Sin embargo, las posibilidades de una solución pacífica al conflicto parecen cada vez más lejanas.
