La curiosidad es una cualidad humana que nos ha permitido avanzar, progresar y crear civilizaciones. Sin embargo, también se dice que la curiosidad mató al gato, como una forma de advertir sobre los riesgos de indagar en lo desconocido. ¿Es la curiosidad buena o mala? ¿Qué diferencia hay entre la curiosidad del gato y la del ser humano?
El gato del refrán es un animal que actúa por instinto, sin prever ni imaginar el peligro que puede correr al satisfacer su curiosidad. El ser humano, en cambio, es un animal racional, que piensa y toma precauciones antes de explorar algo nuevo. El ser humano duda, y la duda es el motor. Como dice el viejo dicho, “ante la duda, abstente”, porque quien duda, piensa y razona.
Los humanos ha sido la fuente de muchos descubrimientos e inventos que han cambiado la historia y el mundo. Los ejemplos son innumerables, desde la rueda hasta el internet, pasando por la escritura, la electricidad y el espacio. La curiosidad es la base de la ciencia, el arte y la cultura. El creativo publicitario, por ejemplo, tiene que ser muy curioso y saber de muchos temas, para poder comunicar eficazmente las necesidades de sus clientes.
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Todo es natural en los niños, que aprenden constantemente de su entorno. Sin embargo, a medida que crecemos, vamos perdiendo esa curiosidad, sobre todo por el miedo al ridículo o a la ignorancia. Muchas veces preferimos fingir que sabemos algo, en vez de admitir que no lo sabemos y preguntar. Creemos que la curiosidad es “mala” y que basta con un “yo sé” para ocultar nuestra falta de conocimiento. Pero eso es un error, porque la curiosidad es lo que nos hace crecer y mejorar.
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Yo estoy orgulloso, porque me permite seguir aprendiendo a pesar de mi edad. Me gusta descubrir cosas nuevas, saber más sobre el mundo y sobre mí mismo. No pretendo saberlo todo, pero sí quiero saber más cada día. Mi curiosidad parece insaciable, y eso me hace feliz. Y me pregunto, ¿qué era lo que el gato quería saber?
