Venezuela - Cortesía
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Las expectativas, como todos los años, crecían como la espuma antes de escucharse el himno que, como es tradición, da inicio a la noche más linda del año.
Sin embargo, también se ha convertido en tradición «descoser» el magno evento de la belleza, que ha acaparado la atención de otros países con interés en la materia. Y en especial este año, que el MV se grabó en medio de estrictas normas sanitarias de cara a la pandemia del Covid 19.

¿Cómo quedaría eso? El resultado se vio en pantalla y las redes sociales explotaron con los comentarios. Dejemos que sean estas plataformas 2.0 las que ilustren este artículo y vayamos, pues, de lo feo a lo bonito.

Lo que no la dio

Usuarios de las redes coincidieron en que la edición fue «tapa amarilla». Desde comparaciones con el programa zoom hasta burlas del uso de «power point» hicieron tambalear el «templete» de belleza.

Por otra parte, el formato de este año no se entendió. Pocos vieron con buenos ojos que se separaran las competencias de Miss Venezuela Mundo del Miss Universo, al igual que las ganadoras de las bandas especiales se colocaran ellas mismas su premio.
Tampoco hubo chance de asimilar que se estaba eligiendo a la futura representante de Venezuela en el Miss Internacional cuando ya estaban anunciando a la ganadora de la noche. En ediciones anteriores, se creaba un suspenso que emocionaba al conocer el nombre de Miss Venezuela, pero con la falta de sazón de este programa, este factor se perdió.

Las respuestas parecían aprendidas «al caletre», en vez de un concurso parecía una exposición de liceo. El chaparrón también se lo llevaron José Andrés Vivas y Fanny Otatti, animadores de la primera parte de la noche.
Hablemos de looks. 01 en la boleta para Isabella Rodríguez, quién se anticipó al Halloween con su atuendo. Incluso, fue comparada con el influencer Andrógena.
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Lo más o menos

La inclusión de diseñadores emergentes brindó la oportunidad de conocer el talento que en años anteriores no hubiese sido posible. Sin embargo, ellos llegaron al magno evento porque se bajaron de la mula con unos 700 billetes verdes.
¿Conclusión? Hubo diseños muy a la altura y otros no tanto, pero lo que sí es cierto es que el carrusel de la moda estuvo muy variado.
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Lo que salvó la patria

La tecnología hizo su magia este 2020. El resultado, aunque no gustó a todo el mundo, fue un trabajo titánico tanto de las misas, como de los animadores, equipo de producción, estilistas, diseñadores y todo aquel que puso su grano de arena en tiempos de pandemia.
De igual modo, el nombre de George Wittels brilló como las joyas que diseñó y que adornaron a varias de las concursantes. El zuliano es el «sobreviviente» de la época dorada del MV y pese a no ser el responsable de las coronas, sigue diciendo presente en el certamen.

 

 

 

Dato curioso: no llevaban los conocidos zarcillos de la suerte, pero Miss Venezuela Mundo y Miss Venezuela Universo llevaron accesorios George Wittels.
El MV se empezó a poner bueno con el desfile en traje de baño y, sobre todo, desde que Cyntia Lander agarró el micrófono. El público, sencillamente, la amó las redes así lo demostraron.
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A Thalía Olvino se le dio la oportunidad de participar en la que sería su última noche como Miss Venezuela, pese a las diferencias entre ella y la Organización que la eligió como la mujer más hermosa del país del 2019.

 

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