Ante el reconocimiento que Nairobi le ha otorgado a nivel internacional, la actriz Alba Flores admite sentirse «halagada» pero con «miedo», intentando «aprender a manejarlo». La actriz cierra un ciclo en «Vis a vis» y «La casa de papel».
Flores se ha convertido en un icono a internacional gracias a su papel de Nairobi en la serie La casa de papel, la cual ha elevado su nombre a un estadio en el que la propia actriz reconoce sentirse abrumada y con miedo.
Tras su participación en el último capítulo de la serie Vis a vis, que se despide este lunes de su legión de fans tras cinco intensas temporadas, Flores hace balance ante la prensa, en un encuentro virtual, de su último año y del vértigo que supone su exposición y «popularidad» a nivel mundial.
«Me agrada, pero me da miedo. No sé qué supone tanta popularidad. Estoy intentando comprenderlo y ver cuánta popularidad quería yo en mi vida y si quería popularidad», expresó.
«Yo no me dedico a esta profesión por su popularidad, es algo que me ha venido heredado. Me dedico a ello porque me gusta contar historias», continúa la actriz, «Estoy viendo la mejor manera y la más sana de lidiar con ello. Me siento muy halagada, pero me abruma».
En relación a este último año, Flores reconoce haber vivido un remolino de emociones: «Es el año del vórtice para mi», a lo que añade: «Por un lado, por esta pandemia, porque hay un antes y un después y, por otro, porque estoy poniéndole punto y final a lo que han sido los cinco últimos años de mi vida».
«Hablé con Nawja, me contó el final y pedí volver», cuenta la actriz.
«No se planteó que Saray estuviera en la banda. Sería dar pasos atrás como personaje. Creo que es más bonito ser fieles a que ese personaje cuente que las personas pueden cambiar», indica, destacando la relación de amistad entre Zulema y Saray como motivo principal de su vuelta.
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