Hombre enfurecido arremetió con una motosierra en un bar de Estados Unidos

Hombre enfurecido - cortesía
Hombre enfurecido - cortesía

Este particular acontecimiento que a su vez es bastante arraigado por parte de este hombre, ha sido protagonizado por un caballero de 53 años que, además, es cliente habitual de este bar situado en Atalaya, Estados Unidos.

Bar Atalaya - cortesía
Bar Atalaya – cortesía

Todo comenzó cuando le niegan una cerveza por deber mucho dinero y se plantó en el bar con una motosierra encendida, la cual, justifica su procedencia debido a que el hombre se encarga de trabajos esporádicos en el sector forestal.

Asimismo, en los días previos el supuesto agresor acudió al local en varias ocasiones, borracho, y dejó gran parte de sus idas al local, con grande desudas que iban sumando una gran cantidad de plata que lo llevó a estar moroso.

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En este sentido, cuando vio la negatividad por parte del camarero a servirle lo que tanto ansiaba por no haber pagado las deudas anteriores, no se le ocurrió otra forma mejor de conseguir la bebida que, presuntamente, amenazando a los hosteleros con una motosierra encendida.

Hombre enfurecido motosierra - cortesía
Hombre enfurecido motosierra – cortesía

Trataba de beber a costa de una motosierra El dueño del bar, al ver que no pagaba sus “pufos”, le pidió que no volviese, al menos en dos días. Pasado ese tiempo el hombre regresó y abonó los 15 euros que debía. Acto seguido pidió una nueva cerveza que el camarero se negó a servirle.

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Fue ahí, cuando el protagonista se fue a su casa y regresó con un caballo y una motosierra. Según el medio internacional La Voz de Galicia los acontecimientos ocurrieron tal que así: Otro cliente que estaba allí y lo conocía de trabajar con él «reaccionó con rapidez, logró ponérsele detrás y apagar la motosierra tirando del aire y ahogando así la máquina».

Hombre enfurecido - cortesía
Hombre enfurecido – cortesía

El camarero consiguió avisar a los cuerpos de policía, que se presentaron allí, para cuando al momento de la llegada de los policías, ya no estaba el cliente «armado». Los agentes estudian el caso como «amenazas leves» ya que el propietario del local no ha puesto denuncia.

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