Día Mundial de la Lucha contra el Sida ¡Un llamado a la acción comunitaria!

Día Mundial del Sida - cortesía
Día Mundial del Sida - cortesía

Hoy, viernes 1 de diciembre, se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, una enfermedad que ha causado mucho sufrimiento y discriminación a millones de personas desde que se detectaron los primeros casos en 1985.

Esta enfermedad es una enfermedad grave que se produce cuando el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) debilita el sistema de defensas del organismo y lo hace vulnerable a otras infecciones. El VIH se transmite principalmente por vía sexual, sanguínea o de madre a hijo.

A pesar de los avances científicos y médicos en la prevención y el tratamiento del VIH, la epidemia del la enfermedad sigue siendo un problema de salud pública mundial. Según datos de ONU Sida, en 2022 había 39 millones de personas que vivían con el VIH, de las cuales el 53% eran mujeres y niñas.

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El Sida no solo es una cuestión de salud, sino también de derechos humanos, desarrollo y justicia social. La pobreza, el hambre, la falta de acceso a la educación y a la sanidad, la violencia de género y la estigmatización son algunos de los factores que favorecen la propagación y el impacto del VIH, especialmente entre las niñas y las mujeres.

Cada año, el Día Mundial del Sida se centra en un tema específico, elegido por el Comité Directivo Global de la Campaña Mundial contra el Sida (WAC), que reúne a ONUSIDA, la OMS y otras organizaciones que trabajan en la respuesta al VIH.

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El tema de este año es “Dejemos que las comunidades lideren”, un llamado a empoderar a las personas y los grupos que viven y luchan contra el VIH, para que sean los protagonistas de la solución. Las comunidades afectadas por el VIH, junto con los jóvenes, las redes de poblaciones clave y los activistas, han sido fundamentales para hacer frente a esta crisis sanitaria.

Las comunidades ofrecen servicios vitales como la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del VIH, así como el apoyo psicosocial y el acompañamiento a las personas que lo necesitan. Además, las comunidades generan confianza, innovación, incidencia, supervisión y rendición de cuentas en la lucha contra el Sida.

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