La muerte de Sebastián Piñera, expresidente de Chile, sorprendió al mundo. Especialmente, al conocerse que falleció en un accidente aéreo, mientras piloteaba un helicóptero que se precipitó al agua.
No obstante, recordando el gusto del exmandatario chileno por este tipo de aeronaves, vienen a la memoria dos acontecimientos pasados que pudieron cobrarle la vida a Piñera mucho antes.
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El 22 de enero de 2011, Sebastián Piñera, durante su mandato como presidente de Chile, protagonizó un aterrizaje de emergencia con su helicóptero Robinson 44, por falta de combustible.
Este incidente ocurrió a mitad de una carretera comarcal de la localidad de Quilicura Bajo, a unos 300 kilómetros al sur de Santiago.
En ese momento, en la aeronave rotatoria viajaban el expresidente chileno su amigo, el empresario, Andrés Navarro.
Según lo que se informó en aquel entonces, Piñera preguntó en qué lugar se encontraba e hizo una llamada telefónica para conseguir gasolina.
Esta situación levantó revuelo en la población chilena, a lo que el entonces presidente respondió que “en vacaciones, uno hace lo que le gusta”.
Agregó: “Yo sé que algunos se molestan, pero las hacemos con respeto, responsabilidad, seriedad y, por tanto, uno no debe cambiar su forma de ser».
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No obstante, en enero de 2007, se había marcado un primer episodio, pues Piñera tuvo que pagar una multa al posar su vehículo aéreo en la cancha del estadio municipal de Quellón, en el archipiélago de Chiloé, justo en el momento en que comenzaba una actividad deportiva.
Asimismo, en 2008, el exmandatario aterrizó en medio de la cancha principal del Estadio Monumental, donde el equipo Colo-Colo estaba entrenando.
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