Sin embargo, es importante ingerir alimentos que brinden los nutrientes, estos nutrientes incluyen proteínas, los carbohidratos, las grasas, el agua, las vitaminas y los minerales.
Además, Combinar la alimentación con la actividad física y un peso saludable, es una forma excelente de ayudar a tu cuerpo a mantenerse fuerte y estable. Si tienes antecedentes de cáncer o estás en tratamiento, la buena alimentación es especialmente importante para ti. Lo que comes puede influir en tu sistema inmunológico, tu estado de ánimo y tu nivel de energía.
Cabe destacar que, ningún alimento o dieta puede prevenir la aparición del cáncer. Si bien los investigadores aún están estudiando los efectos de comer alimentos no saludables sobre el riesgo de tener cáncer y su recurrencia, lo que si se ha evaluado es que el sobrepeso es un factor de riesgo, tanto de la primera aparición del cáncer como de su continuidad.
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Hacer ejercicio de forma regular tiene beneficios para las pacientes oncológicas y concretamente con cáncer de mama, entre los que se incluyen la disminución de los efectos secundarios de los tratamientos y trastornos asociados a la enfermedad y el aumento de la calidad de vida.
Finalmente, la investigación conlleva que para la mayoría de las personas el ejercicios es una actividad segura y que es útil ejercerlo antes, durante y después del tratamiento contra el cáncer. Puede ser de ayuda para mejorar su calidad y para estimular su nivel de energía para poder hacer las cosas que le guste hacer. La actividad física puede que también le ayude a sobrellevar los efectos secundarios y posiblemente a reducir su riesgo de que el cáncer llegara a regresar en un futuro.