Christian Dior, el icónico diseñador de moda, encontró en la villa Les Rhumbs un refugio inspirador. Esta majestuosa residencia, ubicada en la pintoresca costa de Normandía, se convirtió en su retiro provenzal, donde celebraba el espíritu del sur y la esencia familiar.
En esta oportunidad, el suelo de adoquines en la entrada, diseñado personalmente por Dior, representa la Estrella de los vientos, guiando a los visitantes hacia su oasis creativo. Según el hombre es todo un espectáculo.
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Vale destacar que, el arquitecto André Svétchine, maestro de la arquitectura neoprovenzal, transformó antiguas bodegas y graneros en elegantes salones y suites. El castillo, pacientemente restaurado, se convirtió en un espacio dedicado a las artes y al buen gusto, atrayendo a amigos artistas y nutriendo la pasión creativa de Dior.
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Además, la bañera es de mármol blanco en el cuarto de baño del diseñador, con grifería de cuello cisne, es un verdadero espectáculo. Paredes de espejos, un suministro de agua y un lavabo de cobre completan la experiencia sensorial en este rincón de elegancia.
Cabe recordar que, la mansión está rodeada por un exuberante jardín, Dior diseñó meticulosamente la vegetación para evocar los recuerdos de su villa familiar en Grandville, también en Normandía. Más que una simple residencia de verano, esta finca fue un lugar donde el creador del New Look cultivaba rosas para perfumes, vides, olivos y jazmines, con la ayuda de su hermana Catherine.
Asimismo, en 1956, Dior escribió su autobiografía, “Christian Dior et moi”, en este entorno lleno de historia. Tras su fallecimiento en 1957, legó la propiedad a su hermana y a su fiel colaboradora, Raymonde Zehnacker.
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