Newmaker Quintero se arrepiente de haber llamado «rara» a Miss Venezuela 2018, Isabella Rodríguez. Lo dice una y otra vez aunque pocos le crean. Sus manos se sacuden ligeramente mientras habla, como si abordar el tema fuera cada vez más difícil. Su mirada se mantiene fija mientras sortea cada una de las interrogantes.

«Voy a meterle más el ojo a lo que digo. La palabra se me salió por querer ser chistoso, encajar y seguir en la tónica que tenía el programa. Fue algo que me llamó a capítulo», expone.

La lección parece golpearle fuertemente, pero el discurso se fortalece a partir de una verdad que él sostiene como única y que decide compartir con Ronda.

«Si la gente me conociera entendería que yo soy un poco alocado, impulsivo y sobre todo imprudente, aunque eso lo exploto más en el programa porque fuera puedo ser tímido y hasta callado. No lo hice con mala intención ni con maldad, sino que tengo esa personalidad. Obviamente, me tocará cambiar«, reflexiona.

Mientras esto ocurre las redes no le dan descanso. Los comentarios e insultos se multiplican por segundo en los diferentes post que se suben en torno al tema. La tendencia se mantiene, a varios días del hecho, y algunos aprovechan para sacar provecho al traspié.

«Siento que es mucho show para lo que realmente fue. En la calle la gente me ve más, no sé si es algo psicológico. En Instagram y Twitter la gente está a la defensiva. Pero analizo y el grueso de las personas que hacen vida en redes sociales es un pequeño porcentaje de la población», aclara refugiándose en su estudio. Con todo y eso le asustan las amenazas, «he recibido algunas incluso de muerte«.

Contundente es el trancazo que le toca digerir. La vida le ha dado una oportunidad para reflexionar, “para cambiar”, y él está dispuesto a tomarla.

«Le escribiré a Isabella porque ella fue la más afectada y me gustaría evidentemente pedirle disculpas. Quiero que todo pase para que ella vea que me equivoqué, me retracto y me comunico con ella porque me interesa saber cómo se siente».

Por primera vez el animador se cuestiona incluso la labor que llegó a desarrollar como periodista de farándula cuando desplegó titulares sensacionalistas para obtener más clics en sus notas. Se arrepiente pero sabe que no será sencillo, tampoco imposible.

«Es interesante. Uno a veces escribe sin medir y solo esperas que tu jefe te felicite, que las vistas se disparen, sin importar la integridad y cómo se sienta la persona de la que escribes o hablas. He recordado casos puntuales como un caso de Gaby Espino que llamó a los jefes de La Patilla (donde trabajaba), para pedir respeto».

Contenidos en un limbo, que rodea la situación, se discuten de refilón antivalores de una sociedad a la que le cuesta avanzar y que responde como un búmeran al hecho.

Aflora el machismo, la rabia, la ausencia de memoria, el irrespeto, el bullying y hasta el exceso de show. Se olvida la moral, el respeto, la sensibilidad, la honestidad, la ética, la conciencia, la inclusión, la justicia, la verdad y la diversidad. De parte de quien emitió la opinión y de quienes lo juzgan.

«El problema es que la gente parece tener muy corta memoria y nadie tiene moral para criticarme. Hay quien se quiere aprovechar para estar en el tapete. Quizás no le caigo bien a mucha gente y utilizan la situación para hacerlo público».

Y es que llamar “rara” a Isabella Rodríguez fue una gracia que se volvió morisqueta. Imperdonable en televisión nacional y en horario supervisado, eso no se cuestiona. Por menos que eso, animadores han visto el ocaso prematuro de su carrera.

«Muchos dicen que mi carrera acabó, que no sirvo para nada y debo retirarme, pero creo que ahora es que comienza mi carrera. Ahora muchos más saben de mí y está en mí aprovechar este impasse y revuelo para buscarle el lado positivo. Se me ha ocurrido incluso hacer un ‘Stand Up’ para que la gente pueda conocerme como soy, más a fondo. Quiero sacarle el jugo a esto pero de una buena manera. No voy a olvidar lo que pasó y estaré consciente siempre».

La sociedad virtual reacciona con la misma respuesta dada sin preocuparse por hacerle entender el error, mientras le reprende con insultos.

«En vista de que se fueron pronunciando figuras como Osmel Sousa, Fanny Ottati y Marie Claire Harp, además de afectar a mis compañeras de programa sin razón, preferí plantar cara», sostiene. «Insultan a mi mamá y a mi hermana. Más allá de frases trilladas como un error lo comete cualquier y reconocerlo es de valiente, no puedes combatir odio con odio, no puedes hacer lo que no te gusta que te hagan y le diría a cualquiera que se ponga en mis zapatos. Y yo veo en muchos de esos insultos palabras horribles que serían incapaz de decirle a alguien».

Y es que Newmaker lo sabe: no puede “volver el tiempo atrás” y mucho menos recoger el agua derramada.

«Obviamente me puse en el lugar de Isabella, analicé y está mal sin justificarme, ni victimizarme. Igual me considero raro», asegura. «Mientras más ventanas tenga para aclarar lo sucedido, mejor, para que la gente se convenza que soy más que ese comentario. Yo no quería hacerle daño a nadie. En el comentario había mucha banalidad del show. La gente me juzgó sin saber y la invito a conocerme».

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