Una mujer en Argentina luego de realizarse una prueba de PCR para detectar si estaba contagiada de coronavirus, le causó un grave problema, pues el procedimiento que hicieron en una clínica privada no fue adecuado y tuvo una infección que le dañó el cartílago de la nariz, por lo que ahora debe someterse a una cirugía reconstructiva que cuesta aproximadamente dos mil dólares.
Claudia Serran se hacía pruebas PCR con frecuencia, porque ingresaba a las salas de cuidados intensivos para cumplir sus turnos con los pacientes, pues trabaja como asistente terapéutico.
En una entrevista que Serran concedió a El caletense, recordó el día en que se efectuó la prueba de PCR y el momento en el que empezó a sentir molestias. Explicó que la llamaron para que atendiera a una señora que estaba a punto de fallecer, pues los hijos no podían hacer más por ella.
También contó que tomó el trabajo junto con otro compañero, pero este se hizo la PCR en un hospital y ella en un laboratorio privado en donde cobraron 100 dolares que pagó una hija de la señora.
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“Me empezó a picar, a molestar. Me entregaron el resultado y salí negativo. Al pasar los días la molestia persistía, pero el doctor me dijo que era normal”, dijo Serran sobre las primeras molestias que sintió tras realizarse la prueba de COVID-19.
La mujer expuso que luego de la prueba le salía constantemente una especie de sangre gelatinosa y la zona de la nariz se le puso roja, tenía unos cinco centímetros de dilatación en la fosa nasal.
Preocupada por su estado de salud, Claudia detalló que: “no tengo el cartílago que tiene normalmente la nariz. Llegué a tener 18 mil glóbulos blancos, con una anemia crónica. Se me habían reventado todas las venas y soy alérgica a la penicilina, ya no recibía más antibióticos porque me lastimaron muchísimo los brazos”, concluyó.
Finalmente, insiste en que necesita una cirugía de reconstrucción, ya que el doctor le dijo que continuaba así la infección puede subir al cerebro y puede morir.
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