Jimena Romina Araya Navarro, también conocida como «Rosita», es una modelo y actriz cómica venezolana que ha sido objeto de polémica en los últimos años debido a sus estrechos vínculos con las agrupaciones criminales más peligrosas de su país. En Perú, su presencia ha sido vinculada a bandas delictivas que han cometido crímenes como asesinatos, robos a mano armada y extorsiones.
Araya ha sido cercana a varios delincuentes peligrosos, como Edison Agustín Barrera, alias «Catire», exlíder de la organización «El tren de Aragua». En el 2018, el «Catire» fue detenido en Perú por planear el asalto a una agencia bancaria en Independencia, Jimena, quien ingresó al país con su pasaporte chileno, huyó rápidamente por la frontera evitando dar explicaciones a las autoridades peruanas.
Además, Jimena ha sido acusada de ayudar al delincuente Héctor Gabriel Guerrero Flores, alias «Niño Guerrero», a escapar de la cárcel de Tocorón en el estado de Aragua en el 2012.
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En Venezuela, Jimena Araya fue conocida por su relación sentimental con varios delincuentes peligrosos, como «Cara e muerto» y Carlos Breaker, quienes también perdieron la vida de manera violenta. En el caso de «Cara e muerto», ella asistió a su entierro y cargó su ataúd en medio de lágrimas.
Recientemente, Jimena ha sido vinculada a Verónica Andreina Montoya Araujo, alias «Roxy», una delincuente detenida por su participación en los descuartizamientos de Jafet Torrico y el venezolano Rubén Matamoros.
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La presencia de Jimena Araya en Perú ha generado preocupación en las autoridades, quienes han manifestado su interés en investigar sus actividades en el país. Su caso es un ejemplo de cómo la delincuencia organizada puede tener vínculos con personas de diferentes ámbitos, incluyendo el mundo del espectáculo y mujeres bellas.
