Si bien Pablo Escobar murió en 1993, el legado del narcotraficante colombiano sigue haciéndose notar en su país.

En su momento, el capo de la droga instaló nada menos que su propio zoológico en la Hacienda Nápoles, el cual contaba con rinocerontes, cebras e hipopótamos, entre muchos otros animales.

Una vez que su imperio se vino abajo, las diferentes especies comenzaron a ser trasladadas a diferentes lugares por las autoridades colombianas. Todas excepto los hipopótamos, los cuales desde entonces han proliferado a tal punto que ya están provocando un serio daño en el ecosistema acuático del país.

Así lo afirma un reciente estudio publicado en la revista Ecology, en el que se detalla que los cuatro hipopótamos originales se han multiplicado al punto que hoy en día se cuentan unos 80, aproximadamente.

El principal problema que ha causado la introducción de esta especie en el país sudamericano, es que sus heces en el agua han alterado los niveles de oxígeno y balance químico, fertilizando a bacterias y algas nocivas.

Los expertos coinciden en que esto podría llevar al florecimiento de algas consideradas como problemáticas, similar a la marea roja, con consecuencias directas en la salud de otros animales y de los propios seres humanos.

Así han concluido un grupo de investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) y de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, quienes durante dos años analizaron la calidad del agua y microbiomas de los lugares en que habitan hipopótamos.

Asimismo, temen que si la población de estos animales sigue aumentando tal como lo han hecho hasta ahora, comenzarán a interactuar con especies del país como manatíes o tortugas gigantes de río.

“Esta especie única tiene un gran impacto en su ecosistema en su área de distribución nativa en África, y descubrimos que tiene un impacto similar cuando se importa a un continente completamente nuevo con un entorno y personajes completamente diferentes”, señaló el profesor de Ciencias Biológicas de la Universidad de California Jonathan Shurin.

“Es evidente que estos efectos podrían tener consecuencias negativas para la calidad del agua y las fuentes de agua al alimentar algas y bacterias dañinas”, agregó.

En ese sentido, los investigadores sostienen que se debe hacer algo de forma urgente para poder controlar la población de hipopótamos. “La pregunta es: ¿Qué?”, indicó Shurin.

Información: BioBioChile.Cl

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