La guerra entre Phill Collins y su exesposa se recrudece con detalles nada positivos sobre él. Ahora, Orianne Cevey afirma que el cantante era un «ermitaño» y que había dejado de lado la higiene personal.

«El hedor de Phil se volvió tan penetrante que se convirtió en un ermitaño, negándose a interactuar personalmente con cualquier persona y era incapaz de tener sexo”, dijo Orianne en documentos legales, según reseña el medio especializado TMZ.

La mujer, madre de dos de los hijos del británico, señaló también que Collins se negó a ducharse o lavarse los dientes durante todo 2019.

El equipo legal de Collins respondió a la acusaciones de Cevey calificándolas de «inmateriales e impertinentes» y como una forma de «extorsión».

«Son escandalosas, calumniosas, poco éticas y, en su mayor parte, manifiestamente falsas o exageradas», escribieron los abogados de Collins.

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«Estas acusaciones falsas y escandalosas se incluyen de nuevo sólo para que puedan ser entregadas por los acusados a los medios de comunicación para tratar de dañar la reputación de Phil Collins en un esfuerzo por extorsionar dinero«, alegaron en la presentación.

Brecha generacional

Cevey es la tercera esposa del músico, quien se dio a conocer con el grupo Genesis y luego destacó con una carrera en solitario.

Ella, que es de origen tailandés, tenía 20 años cuando lo conoció en Suiza, durante un concierto.

El vocalista tenía 42 años y estaba casado para ese momento con su segunda esposa, Jill Tavelman, madre de su hija Lily Collins, quien triunfa actualmente con la serie de Netflix Emily in Paris.

Según la prensa rosa, Collins dejó a Jill vía fax para irse a vivir con Orianne, con quien se casó en 1999. Se separaron en 2006 y él le pagó 27 millones de dólares tras el acuerdo de separación.

Diez años después, y tras un matrimonio fallido para ella, se volvieron a unir y se trasladaron a una mansión de 33 millones de dólares en Florida.

Esa casa dio inicio a una batalla legal entre ellos hace unas semanas, cuando Collins dice que descubrió que Orianne se había casado en Las Vegas con un músico de 30 años. Él estaba en Europa para es momento.

Por este motivo, el inglés exige que su ahora ex abandone la vivienda que él considera que habita de forma ilegal, al no tener ningún derecho legal sobre la misma.

Orianne, por su parte, sigue instalada en la mansión con su nuevo esposo y un ejército de guardaespaldas.

Según ella, Collins le había prometido la mitad de la casa, y si quiere recuperarla ahora tendrá que pagarle 20 millones de dólares.

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