EFE- Un equipo internacional de científicos, entre ellos arqueólogos del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), encontró la primera evidencia de que los humanos que vivían en la cueva de Qesem (Israel) hace 420.000 años almacenaban huesos animales para consumir la médula más tarde, lo que supone el indicio más antiguo de una despensa de alimentos.

La investigación fue publicada este miércoles, 9 de octubre, en Science Advances, y liderada por la arqueóloga del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) Ruth Blasco, se basa en el estudio de 81.898 restos óseos de animales encontrados en el yacimiento israelí, en su mayoría gamos y ciervos.

«El experimento llegó casi por casualidad, tras años de estudio de los materiales en la Universidad de Tel Aviv. En los análisis rutinarios de la fauna del yacimiento que hacemos desde 2011, nos llamaron la atención unas marcas determinadas -siempre en metápodos de cérvido- que se repetían en casi todas las muestras y quisimos explorar a qué correspondían», explicó Blasco a la agencia EFE.

Una posible explicación para esas marcas podía ser la extracción de piel seca, que, tras largos periodos de exposición a la intemperie, se adhiere fuertemente al hueso, detalla la especialista en Tafonomía y autora principal del estudio.

Además, el estudio químico de la médula determinó que este alimento pierde nutrientes a partir de la tercera semana pero puede permanecer en buenas condiciones hasta nueve semanas, un dato que encajaba muy bien con la hipótesis de la provisión de alimentos y que confirma que los homínidos del Pleistoceno de Qesem guardaban metápodos por su contenido medular.

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