Este 22 de enero, Harvey Weinstein fue descrito como un «monstruo depredador» por la Fiscalía de Nueva York en una jornada en la que abundaron crudos detalles sobre los supuestos abusos sexuales a las seis mujeres llamadas a testificar, a las que la defensa trató de restar credibilidad.

«Weinstein era un famoso y poderoso productor de Hollywood, con un lujoso estilo de vida que la mayoría no conoce y probablemente nunca quieran conocer. Las evidencias mostrarán que ese hombre es un depredador sexual y un violador», dijo la fiscal asistente Meghan Hast ante el jurado.

El empresario de Hollywood, de 67 años de edad, llegó sin su habitual andador, cojeando y con dificultad para mantener el equilibrio.

Asismismo, guardó silencio y se mantuvo cabizbajo mientras Hast pedía al jurado escuchar a las testigos, entre ellas, las dos denunciantes del caso: la ayudante de producción británica Mimi Haleyi y una aspirante a actriz de la que no se conocía el nombre, Jessica Mann.

Por su parte, la fiscal explicó que el productor sometió a Haleyi a pruebas en las que la manipulaba haciéndole creer que tenían una relación profesional para que sintiera que le debía algo. Hasta que en 2006 accedió a que la recogiera un chofer y la llevara a su casa.

«Miriam se encontró a solas con el acusado en un loft enorme. Se sentaron en el sofá y hablaron, y entonces cambió su tono radicalmente», relató Hast.

«La empujó a la cama con todo su peso sobre ella. Ella decía que intentaba levantarse, pero nada funcionó. Él puso la boca sobre su vagina. Ella imploró que parara y le dijo que llevaba un tampón. Él se lo arrancó y siguió agrediéndola sexualmente», sostuvo la fiscal.

Haleyi, todavía intentando procesar el incidente, no asistió a un estreno de cine y este la llamó enfadado, una estrategia para mantener cerca a sus víctimas y asegurarse de que no denunciaran. Esta acción desembocó en un segundo encuentro en un hotel, supuestamente para una bebida, en el que acabó violándola en su habitación.

En el caso de Jessica Mann, era una joven con una infancia de abusos que había llegado a Los Ángeles en busca de trabajo. Cuando conoció a Weinstein, en 2013, pensó que logró una oportunidad laboral, pero estaba siendo engañada con las pruebas del productor, según Hast.

Weinstein le hizo falsas promesas sobre un papel en una película y la convocó en su hotel, donde la agarró, cerró la puerta y le hizo sexo oral a la fuerza. Ese mismo año, decidió que quería más y lo obtuvo a la fuerza violándola en un hotel en el que ella se estaba alojando en Nueva York. Para este acto supuestamente tuvo que entrar al baño a inyectarse en el pene un fármaco con el fin de tener una erección.

Luego de dos horas de argumentos de las autoridades, tomó la palabra uno de los abogados de Weinstein, Damon Cheronis, quien sembró la duda sobre las supuestas víctimas revelando mensajes entre ellas y Weinstein que, dijo, muestran dos realidades distintas.

Información: EFE

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