Fotos: Ulises Donis

Interactuando con las redes sociales, exhibiendo en pantalla los comentarios buenos que algunos usuarios subían a sus cuentas, el ambiente tropical del escenario cobró fuerza con el desfile en traje de baño.

Todas a mil por hora salían derrochando energía, dando carilla, hombro y sacudón de melena en una competencia que cobraba vida.

Sin medidas físicas en pantalla y tras una descripción que hablaba más de sus cualidades y talentos profesionales, que de su estampa, se apilaron las 24 chicas en el mismo bloque con una carrera que se sentía desde el minuto uno del show. Preparadísimas, todas destacaban.

Un hombre grama que les entregaba una rosa y un vidrio con gotas que servía de cortina de transición entre unas y otras se apuntaba a la belleza integral, más que a las medidas, como resaltaban los animadores Fanny Ottati y José Andrés Padrón en su discurso.

Hermosas, las jóvenes lucían encantadoras y bastante desenvueltas.

En el chat en vivo, que se seguía en el canal oficial de YouTube las críticas llovían. «La jungla cuidado con King Kong», comentaba uno de los usuarios. «Demasiado esqueléticas», manifestaba otro.

Los trajes de baño eran diseños de Jacqueline Aguilera (quien forma parte del comité ejecutivo del Miss Venezuela), realizados en tonos metalizados, dos piezas y de color neón o eléctrico. La pasarela era limpia y sin demasiados escalones, solo tres, para evitar que alguna rodara.

La vida en el chat de los usuarios que seguían el show por YouTube parecía más animado que la gala. «Están muy flacas», «Modelan horrible», «Se baten más que una lavadora» escribían los haters del concurso, mientras los fanáticos criticaban sus intervenciones asegurando que el espectáculo era de primera línea.

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